Monday, June 8, 2015

Carta a Alfonso,

Junio 8, 2015

Alfonso, 

Me doy cuenta que han pasado 10 años ya desde la última vez que te escribí. Sé que prometí no hacerlo más en la última carta o poema que te dediqué. Hoy rompo esa promesa para hablarle a aquel joven que se enamoró de aquella joven de cabellos rojos y sonrisa alegre. 

Nuestra historia fue corta, y sin embargo fueron los dos años y medio más hermosos que he vivido. Tuvimos nuestros momentos alegres, llenos de sonrisas y alegrías, tuvimos nuestros momentos amargos llenos de lágrimas donde nos separamos por unos meses. Nuestros momentos de enfado cuando sobre todo, yo no sabía cómo manejar mis emociones y comunicarte lo que realmente sentía o pensaba. 

Fuiste una roca para mí cuando lo necesité, fuiste un enfermero cuento tuve necesidad, fuiste mi amigo y mi hombro cuando lloraba por alguna razón, fuiste mi compañero de clase cuando me accidenté y llevaste todos mis trabajos a mis profesores en la universidad. En verdad fuiste el novio perfecto. Me apoyaste a pesar de mis errores y te mantuviste a mi lado a pesar de mi enfado por tu ausencia. Hiciste lo imposible por llamarme desde el otro lado del mundo, casi a diario. Fuiste una luz en mi mundo obscuro. Me ayudaste aún cuando yo te daba la espalda, quizá entendías que estaba enojada con el mundo, pero aún así te quedaste a mi lado. 

Por fin llegó el momento en que te diste valor y me pediste que fuera tu esposa.  Yo te contesté que no. Y es que a pesar de que fuiste el novio perfecto y en verdad el hombre perfecto, yo no sabía qué era lo que quería para mí. No sabía quién era yo, cómo te iba a condenar a una vida incierta y llena de  aventuras que tú no querías. Yo necesitaba antes conocerme mejor, saber quién era. 

Me llevó tanto tiempo aceptarme así como soy, conocerme y entenderme. Por muchos años me culpé por haberte dicho que no, habernos negado la felicidad en aquel momento. Hoy pienso que no importa ya aquel entonces, simplemente así se dieron las cosas. Pienso que el hubiera es perder el tiempo al analizarlo. Pero  esta carta no se trata de eso, se trata de darte las gracias por todos aquellos momentos que me diste. Se trata de pedirte una disculpa porque quizá sientas que no fuiste valioso para mí y sí que lo fuiste. En mi vida recuerdo a un hombre que me dio todo y luchó por mí hasta el final; ese hombre eres tú. Lamento haberte comparado con otros, la verdad es que no hay comparación tú eres un caballero y como tal el hombre perfecto. Tu madre tenía razón en casi todo, no era buena para ti en ese entonces. 

No espero que me entiendas o que siquiera leas esta carta. Sólo espero que seas realmente feliz, que tengas el amor de una mujer que sepa lo que quiere, que te valore y que te cuide como tu lo mereces. 

Hoy me doy cuenta que si en aquel momento te hubiera dicho que sí, también hubiera sido un error porque no sabía quién era yo o lo que quería. 

Hoy diez años más tarde, no te busco, no te pienso igual, ya no me culpo y aunque en ocasiones te sueño y me gusta, te confieso que ya sé quién soy, me acepto y me alegro de haber caminado por el camino que elegí, porque no herí a nadie más como lo hice contigo. Necesitaba estar sola y entender que lo que pasó no fue culpa de nadie. No hay necesidad de negarlo y tampoco hay necesidad de olvidarlo, simplemente aceptarlo y aprender a vivir con ello. 

Espero estés bien y que el amor sea parte de tu vida a diario. 

Esperanza